domingo, 5 de febrero de 2012

Sistemas respiratorios, del pulmón a las branquias

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Todos sabemos que el oxígeno es un elemento vital necesario: si dejas de respirar no podrás aguantar más de tres minutos (apurando al máximo y teniendo una capacidad pulmonar enorme). Pero no todos los seres vivos lo obtenemos de la misma forma, pues todos tenemos distintos sistemas para respirar.
Hay muchas formas de conseguir el suministro necesario de aire para la supervivencia, seas pez, insecto o humano.
En este artículo vamos a conocer algunos de estos sistemas respiratorios.

Animales en tierra: Los pulmones

La respiración es el proceso por el cual se produce el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono.
Cuando sientes la necesidad de respirar (proceso involuntario) tus pulmones se inflan, llenándose de oxígeno del exterior. El aire entra por la nariz y se limpia gracias a la mucosa nasal y al vello que hay dentro de las fosas nasales para evitar que entren partículas de polvo. Después el aire pasa por la faringe, luego va a la laringe y después a la tráquea. La tráquea puedes sentirla si tocas la parte baja de tu garganta.
Después el aire llega a una división de dos ramas que llevan al pulmón izquierdo y al derecho. Estas dos divisiones se llaman bronquios.
Cada bronquio se divide en tres lóbulos, en el caso del pulmón derecho, y en dos en el pulmón izquierdo. Las ramificaciones se van haciendo cada vez más pequeñas hasta que el aire termina en unas pequeñas bolsitas llamadas alveolos.
Los alveolos están formados por unas membranas hiperdelgadas donde se produce el intercambio de oxígeno del exterior y el CO2 que desecha nuestro organismo.
Y todo esto ocurre en cuestión de milésimas de segundo, ¡impresionante!
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Animales bajo el agua: Las branquias

La forma que tienen de respirar los peces es muy similar, por no decir idéntica, a la de los seres humanos, pero su sistema respiratorio es muy diferente al nuestro.
Para empezar hay que decir que las branquias pueden ser externas o internas, esto significa que están protegidas dentro del cuerpo del animal o que están fuera, directamente en contacto con el agua.
El pez toma agua con la boca y la "traga", por así decirlo, hasta las branquias. (En caso de que sean branquias externas, esto no es necesario, ya que el agua fluye automáticamente entre ellas).
Cuando el agua se desliza por las branquias y las lamelas, que son unos filamentos carnosos, se produce el intercambio de oxígeno nuevo por el CO2 sobrante. Igual que si estuviéramos en el pulmón del cuerpo humano.
Tienes que saber que si el pez no se mueve o no hay corriente, morirá asfixiado, ya que al no correr el agua entre las branquias no puede coger las partículas de oxígeno necesarias. Es por este motivo que siempre vemos a los animales marinos en movimiento.
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Aunque en esta foto las branquias no se ven, porque son internas (en el caso del tiburón), puedes ver las rendijas por las que el agua cargado de CO2 es expulsado del cuerpo del animal.
Por cierto, las branquias son de un color rojo muy vivo.

En insectos: Respiración traqueal

El caparazón de algunos insectos tiene pequeñísimos orificios que cogen el aire del exterior y lo introducen en el cuerpo del animal. Allí el oxígeno, dentro de un pulmón muy plegado en láminas o en sáculos, es absorbido por el torrente sanguíneo para nutrir de oxígeno las células del cuerpo.
Lo más curioso de este tipo de respiración es que se dice que los insectos, al principio de la vida eran más grandes porque como había más oxígeno que ahora, se podían permitir cuerpos más grandes. Resultado: a más oxígeno, mayor tamaño. ¡Imagínate una libélula del tamaño de una gaviota! La verdad, me daría bastante miedo...
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